Buenos Aires tiene el orgullo de contar con la primer línea de Subterráneos de Latinoamericano y del Hemisferio Sur, llamada por los porteños como la Línea A. La misma corre por debajo de la Avenida de Mayo y su primer tramo entre Plaza de Mayo y Plaza Miserere fue inaugurado el 1 de Diciembre de 1913.
La empresa encargada de su concesión fue la Compañia de Tranvías Anglo Argentina y para su funcionamiento se adquirieron diferentes coches de origen Belga e Inglés que funcionaron durante 99 años.
Pero la historia que hoy nos interesa no es la de su construcción si no la de las fantasmas que según cuentan esperan el tren en las estaciones abandonadas. Estas son Pasco y Alberti que tenían la particularidad de que los andenes con dirección a los extremos opuestos no estaban enfrentados y además se encontraban muy próximas, a menos de 200 metros, resultando poco eficiente que el tren se detuviera dos veces en tan pocos metros. Es por eso que en 1951 las semiestaciones Pasco sur y Alberti norte fueron finalmente clausuradas.
Sin embargo, a pesar de la clausura todavía pueden ser reconocidos estos andenes desde los trenes y según cuentan, cuando antiguamente los viejos vagones de madera pasaban por las mismas, las luces solían parpadear y si uno miraba a las estaciones abandonados podía verse gente que se encontraba esperando el subte. Algunos dicen haber visto obreros sentados, mirando como pasaba la formación, vestidos con antiguas ropas de trabajo.
Según cuenta durante la construcción del subterráneo, que se realizó a cielo abierto, fueron varios los obreros que murieron en diferentes accidentes laborales, pero de lo que mas se habla es del derrumbe de la estación Alberti y la muerte de dos operarios que al parecer son los que pueden verse al pasar el tren por esa estación.
Mitos de una Buenos Aires que se esconde bajo tierra, donde no hay luz, siempre es de noche y el único ruido que se escucha es el pasar de los vagones.
Huellas de Buenos Aires 