El Obelisco de Buenos Aires

Corría el año 1936, Buenos Aires era una ciudad en plena expansión, nuevos edificios, grandes tiendas, 3 líneas nuevas de subterráneos, nuevos Parques, Teatros y el dirigible Graf Zeppelin sobrevolando los cielos de la urbe en ebullición.

Uno de los grandes proyectos de aquel año era la Avenida 9 de Julio,  su construcción comenzó entre las calles Bartolomé Mitre y Viamonte, proyectándose hacia sur y norte, demoliendo todo lo que había a su paso,  es así como en la intersección de la recientemente ensanchada Avenida Corrientes y la 9 de Julios, se crea la Plazoleta de la República, donde antiguamente se encontraba la Iglesia de San Nicolás, en cuya torre se izo la Bandera Argentina por primera vez en la Ciudad en 1812.

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Plazoleta de la República

El entonces Intendente de Buenos Aires, Mariano de Vedia y Mitre, un importante abogado considerado un controvertido y modernista por sus importantes obras públicas,  firmó un decreto  para para la ejecución de una obra de carácter extraordinario, «un monumento que simbolice el homenaje de la Capital a la República», en conmemoración de los 400 años de la primera fundación de la ciudad por Don Pedro de Mendoza en 1536.

Se le encargó entonces, al arquitecto Alberto Prebisch ,la construcción de un obelisco  que se realizó en solo sesenta días: la obra comenzó el 20 de marzo de 1936, y fue inaugurada el 23 de mayo de ese año.  En un periódico de la fecha puede leerse

«Son exactamente las 15, cuando la Banda Municipal ejecuta el Himno Nacional. Se cortan simbólicamente las cintas y se declara inaugurado el nuevo tramo del ensanche y el gran Obelisco, convertido ya en motivo inspirador del tradicional ingenio porteño. En la rotonda se han reunido chicos de las escuelas. Sus cantos tienen resonancia significativa. Parecen anunciar y saludar a la vez a la gran urbe del futuro. Todos se sienten un poco emocionados. Hasta los más desaprensivos intuyen que Buenos Aires da otro paso hacia adelante.»

 

En 1938 al desprenderse parte de las piedras blancas que cubrían el monumento, se decide remplazarlas con revoque de cemento, imitando las lajas y pintándolo con pintura de látex. Debido a esto un año mas tarde en 1939, el Concejo Deliberante aduciendo cuestiones estéticas, económicas y de seguridad, decidió demolerlo. Pero la ordenanza fue vetada por el entonteces Intendente Goyeneche y la misma no prospero.

Desde entonces el Obelisco es el símbolo de Buenos Aires, es el punto de encuentro de miles de Argentinos y turistas que deciden visitarlo para fotografiarse con el principal monumento de la ciudad.

 

El mismo posee una altura de  67,5 m, tiene una sola puerta de entrada y en su cúspide hay cuatro ventanas, con persianas metálicas, a las que sólo se puede llegar por una escalera marinera de 206 escalones con 7 descansos cada 8 m y uno a 6 m.

En sus cuatro laterales pueden leerse 4 fechas :

  • En este sitio en la torre de San Nicolás fue izada por primera vez en la ciudad la Bandera Nacional el XXIII de agosto de MDCCCXII. (23 de Agosto de 1812)
  • Capital Federal
    Ley dictada por el Congreso Nacional el XX de septiembre de MDCCCLXXX a iniciativa del Presidente Nicolás Avellaneda Decreto del Presidente Julio A. Roca VI de diciembre de MDCCCLXXX. (20 de Septiembre de 1880, fecha en que la Ciudad de Buenos Aires fue declarada Capital de la República Argentina)
  • Segunda Fundación de la ciudad  por Juan de Garay,  XI de junio de MDLXXX. ( 11 de Junio de 1580)
  • Buenos Aires
    a la República
    En el IV Centenario de la fundación de la ciudad por Don Pedro de Mendoza.
    II de Febrero de MDXXXVI. (11 de Febrero de 1536)

En su interior cuentan que existe una caja de hierro empotrada que según se dice guarda una foto del jefe de máquinas de la construcción, y una carta destinada a quienes lo demuelan. Ojala que nunca nadie tenga que leer esa carta.

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El pabellón de los Lagos de Palermo

Era espectacular y estaba en un lugar privilegiado de la Ciudad: los bosques que rodean al Rosedal, en Palermo. Pero su vida útil fue muy limitada porque duró menos de tres décadas: lo inauguraron en 1901 y en 1929 lo demolieron. Se lo conocía como el Pabellón de los Lagos y su imagen lo mostraba con cierto aire oriental, aunque lo había proyectado un arquitecto italiano. Incluso, en la entrada tenía dos mástiles con la media luna típica del Islam que se suele colocar en los minaretes de las mezquitas. Eso solía llamar la atención de los visitantes porque la construcción no tenía ninguna connotación religiosa.

Pabellon de los Lagos

El proyecto del Pabellón de los Lagos lo realizó y desarrolló el arquitecto Roland Le Vacher (también conocido como Roland o Raúl Lavacher) quien, a pesar del sonido francés de su apellido, había nacido en la ciudad de Parma, en la región italiana de Emilia-Romagna. Lo construyeron con una importante estructura de hierro y grandes ventanales de vidrio. Tenía forma de herradura, lo que permitía enmarcar a una espectacular terraza donde, en los días de buen clima, se colocaban mesas y sillas.

El edificio tenía un sector de confitería y otro donde funcionaba un restaurante. El gran salón era punto de reunión de tradicionales familias porteñas y allí solían realizarse eventos sociales y hasta banquetes, muchos con fines solidarios, que organizaban las Damas de Beneficencia. El lugar también fue utilizado muchas veces para agasajos a diplomáticos y visitantes extranjeros.
El Pabellón de los Lagos fue demolido en 1929. En el año anterior allí había funcionado una colonia de vacaciones para chicos con problemas mentales y un dispensario municipal para atender enfermedades venéreas. Pero ese terreno se necesitaba para instalar el Jardín Español o Patio Andaluz que aún existe. Esa “Glorieta Andaluza” fue donada por el Ayuntamiento de Sevilla a la gloriosa y opulenta Ciudad de Buenos Aires, como expresaron los españoles.

Patio Andaluz

Patio Andaluz

 

Cartas de amor, María Guadalupe Cuenca y Mariano Moreno

María Guadalupe Cuenca y Mariano Moreno

En el día de los enamorados, una celebración de origen anglosajón que con el tiempo se fue imponiendo en estas regiones, recordamos algunas cartas de amor que hicieron historia. Empezamos con las famosas cartas –aquellas que nunca llegaron a destino- que María Guadalupe Cuenca enviara a su amado Mariano Moreno. Se habían conocido en Chuquisaca donde él estudiaba la carrera de Leyes y se casaron en 1804 tras un breve noviazgo. Menos de un año más tarde nacía Marianito, el único hijo que tuvieron, y pronto la familia se instalaría en Buenos Aires.

La invasión napoleónica a España y un resentimiento hacia los españoles que había surgido entre los criollos a finales del siglo XVIII al calor de las reformas borbónicas, agitaron las aguas en el Río de la Plata. Pronto los criollos comenzaron a imaginar nuevas formas de gobierno. La caída de la Junta Central de Sevilla, último bastión del poder español, precipitó los acontecimientos y Mariano Moreno no tardó en convertirse en primerísima figura, al ser designado secretario de la Primera Junta de Gobierno tras los acontecimientos del 25 de mayo de 1810.

Así, Moreno se convertía en el alma mater del nuevo gobierno, lo que le trajo no pocos enemigos. Pronto se produciría una profunda división en el interior de las filas patriotas, que se cristalizó en el enfrentamiento entre saavedristas (el grupo más moderado) y morenistas (el grupo más radical).

En diciembre de 1810, la pulseada se inclinó a favor de los saavedristas, y los partidarios de Moreno fueron desplazados uno por uno. El propio Moreno fue enviado en misión diplomática a Gran Bretaña. Partió el 24 de enero de 1811, pero nunca llegaría a destino. Murió en altamar el 4 de marzo siguiente.

Mientras tanto en Buenos Aires, María Guadalupe siguió durante meses enviando cartas de amor y desesperación que Moreno nunca recibió. A continuación transcribimos fragmentos de algunas de ellas:

Carta de María Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno del 20 de abril de 1811

“Mi amado Moreno de mi corazón: me alegraré que lo pases bien en compañía de Manuel. Nosotras quedamos buenas y nuestro Marianito un poco mejorado, gracias a Dios. Te escribí con fecha de 10 o 11 de éste, pero con todo vuelvo a escribirte porque no tengo día más bien empleado que el día que paso escribiéndote y quisiera tener talento y expresiones para poderte decir cuánto siente mi corazón, ay, Moreno de mi vida, qué trabajo me cuesta vivir sin vos, todo lo que hago me parece mal hecho, hasta ahora mis pocas salidas se reducen a lo de tu madre; no he pagado visita ninguna, las gentes, la casa, todo me parece triste, no tengo gusto para nada. Van a hacer tres meses de que te fuiste pero ya me parecen tres años; estas cosas que acaban de suceder con los vocales, me es un puñal en el corazón, porque veo que cada día se asegura más Saavedra en el mando, y tu partido se tira a cortar de raíz, pero te queda el de Dios, pues obrando por la razón y con la virtud no puede desampararnos Dios; no ceso de encomendarte para que te conserve en su Gracia y nos vuelva a unir cuanto antes porque ya vos me conoces que no soy gente sino estando a tu lado; sólo Dios sabe la impresión y pesadumbre tan grande que me ha causado tu separación porque aun cuando me prevenías que pudiera ofrecérsete algún viaje, me parecía que nunca había de llegar este caso; al principio me pareció sueño y ahora me parece la misma muerte y la hubiera sufrido gustosa con tal de que no te vayas. (…)”

María Gudalupe Cuenca

Carta de María Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno del 21 de junio de 1811

“Mi querido Moreno de mi corazón: me alegraré que ésta te halle con perfecta salud como mi amor lo desea. Nosotras quedamos buenas, a Dios gracias, pero con la pesadumbre de no saber de vos en cinco meses que se cumplen mañana. Ya te puedes hacer cargo cómo estaré sin saber de vos en tantos meses que cada uno me parece un año, cada día te extraño más. Todas las noches sueño con vos, ah, mi querido Moreno. Cuántas veces sueño que te tengo abrazado pero luego me despierto y me hallo sola en mi triste cama, la riego con mis lágrimas, de verme sola, y que no sólo no te tengo a mi lado sino que no sé si te volveré a ver, y quién sabe si mientras esta ausencia no nos moriremos  alguno de los dos, pero en caso de que llegue la hora sea a mí Dios mío, y no a mi Moreno, pero Dios no lo permita que muramos sin volvernos a ver. (…) María Guadalupe Moreno.”

Mariano Moreno

Nota extraída del Historiador http://www.elhistoriador.com.ar

La Ranchería, el primer Teatro de Buenos Aires

El 26 de Julio de 1778 asumía en Buenos Aires el segundo Virrey del Río de la Plata, Juan José de Vertíz y Salcedo. Durante su gobierno se censó por primera vez la ciudad de Buenos Aires en 1778, y se supo en aquel entonces que contaba con 24.754 habitantes y que entre sus habitantes no había ni un solo teatro en el cual se pudieran disfrutar de diferentes espectaculos artísticos.

Es así como el  30 de Noviembre de 1783 el virrey manda a fundar la Casa de Comedias, En los fundamentos de la medida dispuesta, decía que,

no solo lo conceptúan muchos políticos como una de las mejores escuelas para las costumbres, para el idioma y para la urbanidad general, sino que es conveniente en esta ciudad que carece de diversiones públicas”.

La sala se instaló provisoriamente en un viejo deposito perteneciente a la Companía de Jesús, que se encontraba en la esquina de las calles San Carlos y San José, actuales Alsina y Perú, y se la conoció como Teatro de La Ranchería. Según cuentan el lugar era muy humilde y sus techos eran de paja y a pesar que este no era el lugar definitivo, nunca se concreto su traslado

Todos los domingos por la tarde el teatro abría sus puertas, el público se enteraba de esto porque se dejaba un farol encendido en la puerta lo que significa que alguna función estaba por comenzar. Era muy concurrido por la clase aristocrática de la ciudad  la cual se acercaba a ver obras líricas y clásicas del teatro español.

La primer obra no religiosa y escrita por el porteño Manuel José de Lavarden, Siripo, se estrenos en 1786, desatando la ira de la Iglesia. En sus versos la obra relata la destrucción del fuerte Sancti Spíritu y la vida de la legendaria Lucía Miranda. Lamentablemente la mayor parte se perdió; sólo se conserva el segundo acto. Recordemos lo dificíl que era en sos años que una mujer actuara arriba del escenario o que las obras fuera de caracter laico. Uno de los casos mas famosos es el de la actriz María Mercedes González y Benavides, la cual fue llevada a la justicia por su propia familia aduciendo que «no sólo echa sobre sí la nota de infamia sino que la hace trascender a todos sus parientes». 

Teatro-de-la-Ranchería

Teatro la Ranchería

Durante la época de carnaval, después que el teatro quedaba inactivo, se realizaban en la sala los famosos Bailes Populares de Carnaval, a los que acudía el público disfrazado a bailar la danza favorita de la época, el fandango, otro motivo para ser considerado «El Templo de Satán» por la jerarquía Eclesiástica.

Finalmente la noche del 16 de Agosto de 1792, un incendio destruyo por completo el Tetatro de la Ranchería, el poeta argentino, Juan María Gutierrez lo relata de esta forma,

se incendió en la noche del 16 de agosto de 1792, con uno de los cohetes disparados desde el atrio de la iglesia de San Juan Bautista del convento de Capuchinas, cuya colocación se celebraba. Algunos comentarios piadosos debieron hacer las madres y sus capellanes sobre aquel fuego del Cielo que reducía a cenizas la casa del error y de los placeres mundanos”.

Nunca sabremos si fue un accidente o un atentado, pero si sabemos que la jerarquía católica no disimulo su jubilo al enterarse de la destrucción del teato  por considerarlo pecaminoso.

Pero este no fue el fín del teatro en Buenos Aires si no el comienzo de una nueva etapa donde nuevas salas van a comenzar a surgir hasta transformar a la reina del plata en una de las capitales culturales mas importantes de Latinoamericano y el mundo.

Y para recordar a aquella primera sala, de paja y barro, donde se presentaron las primeras obras de teatro en el territorio del Río de la Plata cada 30 de Noviembre se celebra el día Nacional del Teatro.

 

 

El Fuerte de Buenos Aires

En el lugar donde hoy en día se encuentra la Casa Rosada estaba El Fuerte de la Ciudad de Buenos Aires, en un primer momento recibió el nombre de Real Fortaleza de Don Juan Baltasar de Austria y en el S XVII se lo modifican por el de San Miguel de Buenos Aires.

Según cuentan el Fuerte no defendía nada ya que su principal defensa era el Río, las bajas del Río de la Plata no permitía el ingreso de los barcos que debían anclar a 4 metros de la costa para no encallar, hubo diferentes ataques a la ciudad en el Siglo XVII de Holandeses, Franceses, Dinamarqueses, pero todos fracasaron por este motivo.
Su construcción finalizó en 1720 y sirvió como asiento de las autoridades Españolas hasta el 25 de Mayo de 1810 y luego fue utilizado por los criollos.
El mismo tenia una gran muralla con forma de estrella, estaba rodeado por un foso, que tenía tanta basura que debieron taparlo para evitar enfermedades y tenía un puente levadizo, que jamás se uso y adentro se encontraba el Palacio del Virrey y una guarnición militar.
En 1826 van a cerrar el foso y en 1835 va a ser utilizado para albergar tropas, en 1853 vuelve a ser sede de Gobierno pero ya se encontraba en muy mal estado, así que van a demoler el sector sur del mismo para comenzar a construir la Aduana de Taylor.

Taylor

Aduana de Taylor, de fondo se observa la parte de atrás de la Casa Roasada.


En 1862 el presidente Mitre utiliza la antigua Casa de los Virreyes en el sector norte del Fuerte como Casa de Gobierno. Años después el Presidente Sarmiento es el que la remodela, agregándole un balcón, un jardín y la pinta de color rosado, el cual se conseguía mezclando cal, sangre y sebo bovino para impermeabilizar el edificio y es este color el que le va a dar el nombre actual a la Sede de Gobierno.

Palacio de los Virreyes y Edificio de Telégrafos y correos

 

 

Sarmiento también va a mandar a construir el Edificio de Telégrafos y Correos en el sector sur, una hermosa edificación de estilo europeo que nada tenía que ver con la Casa de Gobierno, que se encontraba en la antigua residencia colonial del Palacio de los Virreyes. 

Edificio de Telégrafos y Correos

En 1880 el Presidente Roca, decide demoler el Palacio de los Virreyes, para construir una nueva Casa de Gobierno, mas acorde a los últimos estilos europeos de la época y hace un edificio igual al de Telegrafos; esta última remodelación marco el fín del Fuerte de Buenos Aires, ya nada quedaba de aquella Buenos Aires colonial fundada por Juan de Garay.

A la izquierda la Casa de Gobierno, a la derecha el Edificio de Correos, luego ambos serán unidos por un gran arco para darle forma a la Casa Rosada que conocemos actualmente. El Edificio de arcos que se ve por delante es la Antigua Recova que estaba siendo demolida

Parte de la Historia del Fuerte de Buenos Aires, se encuentra en el Museo del Bicentenario, ubicado detrás de la Casa Rosada en lo que fueran los depósitos de la Aduana de Taylor

Escuda Heráldico que se encontraba al ingreso del Fuerte

Postales para el recuerdo

Las tarjetas postales hacen su aparición en la Argentina en 1878, al principio no tenían imágenes y solo llevaban el franqueo. A mediados de 1890 aparecen las primeras postales con ilustraciones en cepia o blanco y negro, y recién a principios de siglo pasado aparecen las imágenes coloreadas, que no eran fotografías si no grabados hechos por un artista que copiaba la imagen fotográfica manualmente.
En 1910 aparecen las foto postales, marcando el apogeo de las mismas que va a durar hasta 1925 aproximadamente, dejando testimonios arquitectónicos, sociales, artísticos y religiosos.

Les dejo algunas de estas postales, para que reconozcan la Buenos Aires de aquellos años muy diferente a la que conocemos hoy en día.

Un Palacio del Alto Perú en Buenos Aires, Museo Ricardo Rojas.

La casa de la calle Charcas 2837 fue el hogar del destacado educador y hombre de letras Ricardo Rojas desde el año 1929 hasta su muerte en 1957. Creador de la primera cátedra de Literatura Argentina en la Universidad, poeta, ensayista y maestro con doctrina propia, sus escritos, que comprenden ensayos, trabajos eruditos, monografías, obras teatrales y poemas, se nutren en el diálogo de lo europeo con lo americano y en particular con la América indígena.

Su temprana preocupación por la identidad nacional derivó en un interés por rescatar el legado incaico, en contraposición a la influencia internacionalista de las vanguardias europeas de la primera posguerra


El estilo de su casa, en una lectura general, recrea el de un palacio del Alto Perú, aunque tamizado en la doctrina euríndica de Ricardo Rojas. Dicha palabra, derivada de “Europa” e “Indias”, es un neologismo creado por el escritor basado en sus ideas de una nueva América fruto de la fusión de raíces autóctonas e influencias europeas.
Según su arquitecto Angel Guido, “El estilo de la casa del maestro tenía que ser indudablemente el estilo criollo, es decir, aquel que por el proceso biológico de la invasión europea en tierra Inca, floreciera en el Alto Perú”.

Tras la muerte del escritor, la casa, con todo su patrimonio material e intelectual, fue transferida al Estado por su viuda, Julieta Quinteros de Rojas, dando así cumplimiento al deseo del esposo de legarla para museo y biblioteca

En la «Casa Ricardo Rojas» se puede conocer y explorar un hermoso Museo en una mansión del siglo pasado, dentro del mismo se encuentra un patrimonio diverso y valioso: muebles, obras de arte, piezas arqueológicas, objetos personales y reliquias. La Biblioteca, constituida por más de 20.000 volúmenes, es singular y rica en literaturas argentina, hispanoamericana y española, puesto que Ricardo Rojas mantenía fluida comunicación e intercambio con escritores, críticos y docentes de diferentes países. El Archivo Documental se halla integrado por aproximadamente 100.000 documentos: la versión manuscrita de sus libros, pruebas de imprenta, obras inéditas, fotografías y un amplio epistolario que, en su conjunto, reflejan y documentan la primera mitad del siglo XX.

 Se puede visitar de martes a sábados de 11 a 19hrs

Dirección: Charcas 2837, Ciudad de Buenos Aires
Teléfono: +54 (011) 4824-4039
Correo electrónico: museo@casadericardorojas.gov.ar
Sitio web: http://museorojas.cultura.gob.ar/

Planetario Galileo Galilei

En 1958 surgió la idea de construir un Planetario en la ciudad de Buenos Aires y la misma se vio reflejada en 1966 cuando se inauguro el Planetario Galileo Galilei en los Bosques de Palermo. Pero para que pudiéramos disfrutar del mismo tuvimos que esperar 2 años, recién en 1968 se realizó la apertura definitiva al público.

En el interior de su semiesfera se proyectan un millón de estrellas, más de 140 cúmulos, nebulosas y hasta la Vía Láctea puede apreciarse con un realismo nunca antes logrado. El proyector es el primero en el mundo en adoptar lámparas LED.
Aparte los espectáculos tienen imágenes de alta resolución y cuentan con DigitalSky II, que es un sistema de video full-dome de avanzada que cubre la cúpula completa.
Posee un total de 360 butacas de tipo 4D, que permiten al espectador interactuar durante la proyección con un control remoto. Además el sistema de sonido se actualizó al digital 5.1.


En el museo del primer piso se expone una roca lunar que trajo a la Tierra la misión Apolo XI para el Planetario. Fue un regalo del ex presidente estadounidense Richard Nixon.
En la explanada de acceso al mismo se pueden apreciar meteoritos como el metálico llamado “La Perdida”, encontrado en 1965 en la zona de Campo del Cielo, correspondiente a la provincia del Chaco.
Todos los días se realizan diferentes espectaculos para niños adultos, pueden encontrar toda la info en http://www.planetario.gov.ar/

Planetario Galileo Galilei

La demolición de la historia, el Palacio Unzue

En el mismo lugar donde hoy en día se encuentra la Biblioteca Nacional, se encontraba antiguamente un hermoso Palacio de estilo Francés e Italiano construido por la Familia Unzue. Como tantos otos palacios del Barrio de la Recoleta, su construcción data de finales del Siglo XIX, para ser mas exactos 1887, en aquellos años están eran las quintas que las ricas familias porteñas tenían en las afueras de la Ciudad de Buenos Aires en las cuales solían quedarse durante los meses de primavera y verano para luego volver a la primavera Parisina y de esta forma escapar al duro invierno.

La familia Unzue vivía en el mas grande de los lujos, su palacio tenía grandes salones de baile, mobiliario francés, pisos de gres de estilo victoriano, un gran hall inspirado en el Salón de Hercules del Palacio de  Versalles, chimeneas de bronce, arañas de cristal de bacarat y en su jardín, diseñado por el paisajista Carlos Thays, uno se podía encontrar con hermosas estatuas de marmol de carrara que adornaban todo la barranca que finalizaba en las aguas del Río de la Plata. Un detalle no menor es que todos los materiales eran traídos exclusivamente desde Europa.

En el año 1937, el Estado Nacional adquiere la casa para ser transformada en la Residencia Presidencial, pero el entonces presidente de la Nación Roberto Marcelo Ortiz, eligió seguir ocupando la antigua residencia ubicada en la calle  Suipacha  al 1034. El primer y único Presidente que habitó la casa fue Juan Domingo Perón junto a su esposa Eva Duarte de Perón entre los años 1943 y 1955 hasta su demolición en 1956.

Pero y Evita hicieron de este palacete francés su hogar, lo refaccionaron y en el mismo instalaron su residencia particular, allí tenían ademas de los salones de recepción, sus despachos, habitaciones y era el lugar donde solían hacer cesiones fotográficas, recibir a embajadores, militares y niños o personas mayores  a las cuales se les entregaban regalos para la Navidad o alguna herramienta para sus trabajos. Otro sector de la casa había sido destinado para el Regimiento de Granaderos, encargados de la custodia del mandatario e instalaciones los vehiculos de uso oficial.

Fue en este mismo lugar donde Eva Perón falleciera victima de un cancer de utero el 26 de Julio de 1952, y donde alguien escribiera en sus paredes «viva el cancer», como si su muerte significara el fin de un mito que recién estaba comenzando a nacer. Al morir Eva, la residencia se transformo en un punto de peregrinación para los miles de Peronistas que llegaban hasta la misma dejando ofrendas florales, velas o algún mensaje para su Santa Evita, y es debido a esto que luego del derrocamiento del General Perón en 1956 los militares deciden tirar abajo la residencia y borrar todos los símbolos peronistas del resto del país, llegando hasta prohibir la participación de los peronistas en las elecciones y destruyendo cualquier tipo de obra que se haya efectuado durante su gobierno.

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En su lugar, años mas tarde se construiría la Biblioteca Nacional obra del famoso arquitecto Clorindo Testa, quien priorizo utilizar materiales como hormigón armado y vidrio que nada tenían que ver con la antigua construcción de la Quinta Unzue.

Hoy de aquella Mansión ya nada queda, en una investigación realizada por el Blog «miradaatenta» se pudo saber que las estatuas que adornaban el parque fueron trasladadas al Parque Lezama, mientras que la chimenea que se encontraba en el despacho del presidente actualmente se encuentra en la quinta presidencial de Olivos. El resto de las materiales así como vestidos y joyas de Eva Perón fueron destruidos, vendidos o desaparecieron.

Fotografía del parque y la fachada norte de la residencia acompañada de una fotografía tomada desde el mismo ángulo en la actualidad:

Fotografía del parque y la fachada norte de la residencia acompañada de una fotografía tomada desde el mismo ángulo en la actualidad:

Imágen de la gente concentrada frente al ingreso de la residencia presidencial sobre la calle Agüero, tomada por un fotógrafo de la revista LIFE la noche del 26 de julio de 1952. Debajo de ésta, una fotografía tomada desde el mismo ángulo en la actualidad. Observen que todavía se conservan los copones de la escalinata e inclusive la tapa del desagüe ubicada en el sector inferior de ambas fotografías:

Imágen de la gente concentrada frente al ingreso de la residencia presidencial sobre la calle Agüero, tomada por un fotógrafo de la revista LIFE la noche del 26 de julio de 1952. Debajo de ésta, una fotografía tomada desde el mismo ángulo en la actualidad. Observen que todavía se conservan los copones de la escalinata e inclusive la tapa del desagüe ubicada en el sector inferior de ambas fotografías:

Imagen del ingreso a la residencia desde el parque acompañada de una fotografía  tomada desde el mismo ángulo en la actualidad. Observen que se conserva todavía el plátano ubicado en el sector derecho de ambas fotografías:

Imagen del ingreso a la residencia desde el parque acompañada de una fotografía tomada desde el mismo ángulo en la actualidad. Observen que se conserva todavía el plátano ubicado en el sector derecho de ambas fotografías:

¿La primer bandera nacional se encuentra en Bolivia?

Manuel Belgrano enarboló por primera vez la bandera nacional a orillas del Río Paraná el 27 de febrero de 1812, convencido de la necesidad de enarbolar una bandera propia tomando los colores de la escarapela. Hasta entonces las tropas habían combatido con la bandera del enemigo.

Bandera de Macha, llevada por el Gral. Belgrano

Bandera de Macha, llevada por el Gral. Belgrano

Luego de ganar en Salta, es derrotado por las tropas españolas en Vilcapugio y es en el pueblo de Macha –hoy Bolivia- donde reorganiza al ejército. El 14 de noviembre de 1813 es derrotado en Ayohuma y no consta ninguna documentación en España ni en América que nuestras banderas fueran tomadas como trofeo por los realistas.

La “Bandera de Macha” fue encontrada en 1885 en la capilla de Titiri de Macha (Bolivia) -lugar cercano donde tuvo asiento el cuartel general del ejército patriota comandado por Belgrano-, detrás de unos cuadros antiguos, la misma está manchada con sangre y pólvora.
Junto a esta bandera, fue encontrada otra -la “Bandera de Ayohuma”- cuyos colores azul, blanco y azul, fue entregada por el Gobierno de Bolivia y actualmente se conserva en el Museo Histórico Nacional de la ciudad de Buenos Aires.

La Bandera Macha, hoy es exhibida en la ciudad boliviana de Sucre, en una de las salas del Museo “Casa de la Libertad” de Sucre, custodiada por los restos de Juana Azurduy

«¡Soldados de la Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Excmo. Gobierno: en aquel, la batería de la «Independencia», nuestras armas aumentaran las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo «¡Viva la Patria!»

Manuel Belgrano

Manuel Belgrano

Con motivo del fallecimiento de Manuel Belgrano el 20 de junio de 1820, se ha establecido dicha fecha como Día de la Bandera en conmemoración del prócer